17.11.22 – 29.12.22

UNDERBELLY

"Underbelly" es el primer proyecto en solitario de Javier Montoro en Pradiauto. Su práctica atraviesa la escultura, la pintura, el grabado y las técnicas mixtas, a menudo combinando distintos lenguajes y procesos. La exposición presenta una nueva serie obras producidas en 2022 e incluye escultura, pintura e instalación. Montoro plantea un posible futuro sin nosotros, donde la ropa y los objetos siguen existiendo desligados ya de su función original. La muestra también presta atención a su evolución como pintor, que incorpora nuevos materiales a su lenguaje abstracto.


"Underbelly"
Texto de Sina Sohrab
noviembre 2022

"Desgraciadamente, las personas no tenemos una idea completa y sin sesgos de nuestro ser corpóreo. Por diversas razones, históricas y anímicas, pensamos que nuestro cuerpo, como tal, está incompleto: un cuerpo al que se ha sustraído la ropa. Esa capa externa, la superficie hecha a medida, es la que nos lleva generalmente a pensar en nuestro verdadero yo. Lo normal es ese envoltorio, es lo que se ve. En la vida cotidiana apreciamos solo el cuerpo empaquetado, y la sustancia humana queda oculta, de forma tajante y deliberada. La negación de un cuerpo que no nos satisface mediante el ocultamiento no ayuda a mejorar el aspecto físico, pero la aversión por la carne nos ha llevado a producir los ingeniosos atavíos que para nosotros constituye la ropa que tanto apreciamos. En el momento en que se añadió la vestimenta -poco importa si se trata del taparrabos de los pueblos primitivos o de los paños que envuelven como momias a los civilizados- la armonía natural del cuerpo quedó descompensada. La interdependencia de cuerpo y ropa ha generado continuamente nuevos conflictos, cuya conciliación constituye la peculiar estética del vestido."

Bernard Rudofsky, Are Clothes Modern?, 1947

La obsesión por encubrir el cuerpo, ya sea para protegernos de los elementos o de la vergüenza bíblica, nos ha llevado a crear todo un universo de revestimientos que complementan nuestra realidad anatómica con los más variados adornos y accesorios. Realzamos nuestra vulnerabilidad natural con telas, rellenos, bolsillos; con botones, cremalleras y hebillas. Ajustamos las envolturas a nuestra medida, y cada década introducimos nuevas tendencias de vestir una forma, la cual, en cambio, no ha evolucionado lo más mínimo.

De este modo creamos, invariablemente, cosas que atienden a finalidades sociológicas concretas: compramos camisetas con eslóganes políticos para identificarnos con esas ideologías, nos vestimos de cierta manera para agradar con nuestro aspecto a una posible pareja, llevamos uniformes como forma de manifestar nuestra afinidad con un grupo o equipo, y así sucesivamente. La lista de intenciones que se persiguen con la vestimenta es ilimitada, como lo son las modas disponibles en el mercado, y nuestra dependencia es tan profunda que parece trascender los límites tanto históricos como culturales - hasta los pueblos no contactados del Amazonas tienen formas de vestir tradicionales.

Las prendas que utilizamos para vestir en cualquiera de estas posibles configuraciones y estilos son un complemento de quien las lleva. Por tanto, cabe preguntarse qué pasa con la vestimenta cuando se deja que cobre vida propia. ¿Qué forma adopta el paño de un atavío cuando deja de depender de un cuerpo? Con las mismas costuras que encorsetaban algo que ya no está ahí, es ahora inerte e independiente, ¿y cómo alcanza con sus pliegues una órbita exterior para cristalizar en una nueva forma de ser? Más aún, ¿qué es la ropa sin las personas?

"Underbelly", la exposición de Javier Montoro, muestra cómo esas carcasas cobran vida sin tener que revestir nada. Las ropas se mueven de otra forma, adoptan posturas diferentes, y crean un lenguaje que parece ajeno a nuestra existencia carnal. Todo esto nos infunde cierta inquietud, pues parece que no necesitan de un cuerpo para existir. Esa incomodidad ya se aprecia en las películas apocalípticas, en las que nunca se muestra un montón de ropa que deja atrás un personaje al ascender hacia los cielos. El viaje se hace con toda la vestimenta, a pesar del mandato bíblico de llegar al más allá desprovisto de bienes materiales. Podría parecer que la ropa sin un cuerpo transmite cierta sensación de pérdida en lugar de la posibilidad de ganar algo. "Underbelly" propone otra cosa: que tal vez hay optimismo ante la ausencia humana, que puede existir una nueva lengua vernácula sin que el cuerpo sea el único que la conforme.